El teatro es una disciplina artística que maravilla a los espectadores, pues los sumerge en imaginarios y visiones narrativas que confrontan e invitan a la contemplación de acciones que se salen de la cotidianidad del diario vivir. No solo lo hace a través de la dramaturgia actoral, sino que se apoya en un andamiaje escénico que construye un universo simbólico perceptivo, donde el asistente a una obra es provocado a expandir sus sentidos visual y auditivo, ya que está expuesto a percibir colores formas, texturas y sonidos que constantemente mutan y dan lugar a nuevos ambientes o escenas que propician el desarrollo de una obra.
Si bien en el adulto asistente a una función de teatro advierte sus sentidos extasiados o alerta con lo que sucede en el escenario, este permanece quieto y obedece reglas de comportamiento instaladas en su ser desde tiempo atrás. El asistente se concentra en lo que está observando y es en su mente donde se da permiso de crear, imaginar y sentir lo que se devela frente a él. Al pensar en los niños estas “reglas” o maneras de vivir el teatro no son aplicables; pues los niños son impulsivos, constantemente necesitan discernir el mundo, sus exploraciones son sensoriales y corporales. A cada instante aprenden e interactúan en el espacio-tiempo que habitan. Se evidencia aún más durante el periodo de primera infancia, ya que durante estos primeros años de vida los seres humanos están en constante y veloz desarrollo cognitivo y físico.
Así pues, el aprendizaje es algo que se da a cada instante en el niño, quien adquiere información constante de su entorno a través del contacto, el juego, el cuidado, la alimentación, la observación y todas las relaciones de su cuerpo con otros cuerpos, espacios y materias. Todo esto posibilita la imitación como ejercicio de aprendizaje que faculta la interacción y comprensión del mundo en el cual está creciendo.
"El principal aporte que hace el teatro a la primera infancia es la posibilidad de imitar, pues ofrece a los niños la oportunidad de aprender y entender expresiones faciales y corporales. Las neuronas espejo cumplen una labor indispensable durante los primeros años de vida, pues influyen el comportamiento social de los individuos y la capacidad de leer emociones en otros."
Mauricio Galeano (Coordinador general del programa Nidos – Arte en primera infancia del Idartes)
Partiendo de lo expuesto es evidente que el teatro para primera infancia requiere de otros sistemas de creación que estén anclados a los estados de desarrollo de los niños. Pensando en esas particularidades quisimos saber la opinión o posturas que tienen algunos artistas y creadores dedicados a la producción, creación y difusión de obras o contenidos escénicos para la primera infancia.
- Lucía Duque
(Titiritera y actriz que ha participado en diversas obras y contenidos dirigidos a niños como: “El Show de Perico” emitido por señal Colombia)
El teatro para la primera infancia es un escenario de encuentros. Su esencia es la creación de mundos reales o ficticios, que se potencian desde la imaginación para soportar la ilusión y la permanencia de estos universos en la memoria de la niñez. También es el eco del gesto, de la emoción y del movimiento: imita, comparte, invita y contagia desde el juego a participar de él, a hacer parte del pacto secreto que nace desde la primera escena. Personajes y público se convierten en aliados y rivales; niños y niñas reconocen al otro o a ellos mismos en el proscenio, encarnan un sueño o representan algún temor que los aqueja, permitiendo así vivir de forma extensa el conflicto, la alegría, la tristeza, la angustia, el dolor, el amor.
- Alberto Lozada
(Director, actor y contador de historias de la agrupación Papalote Azul)
Del griego ““lugar” para “contemplar”” …
El teatro para la primera infancia es una ofrenda o riqueza cargada de un valor significativo que busca ser observada con cuidado y atención. Es un aporte, que se presenta a modo de acción y busca relacionarse con el otro y abrir un panorama a otros universos.
- Ángel Castañeda
(Gestor y productor cultural, en la actualidad se desempeña como Coordinador de Circulación Artística del programa Nidos del Idartes)
El teatro para la primera infancia es un espacio de reconocimiento para el niño perteneciente a la primera infancia donde el niño explora siendo un sujeto activo dentro de la vivencia como espectador de una obra; su cuerpo es un vehículo que le permite crear formas, movimientos e interactuar con los personajes y objetos que construyen la puesta en escena (gestos, movimientos, sonidos, tacto, gusto, olores, llanto, risa, observaciones).
- Lucía Duque
Las artes escénicas representadas por el personaje-actor, el títere, el objeto, requieren de un universo que los complemente, que los demarque y les dé camino para encontrarse en él. Sin embargo, es el personaje el que se construye y reitera en la escena, el que permite vivir con autenticidad los espacios creados. Un Personaje: actor, títere, objeto, requiere para sí tres elementos básicos:
Si estos tres elementos están presentes, la primera infancia lo recibe con los brazos abiertos, lo acoge. Es necesario creer que el gesto y la extensión de este en la cara y en el cuerpo, son una vía de comunicación directa y sin palabras, que encuentra receptor atento en niños y niñas.
Los personajes interesados, convencidos de lo que son; hallan amigos, socios, compañeros en la multitud infantil, pues les representan algo extraño y accesible, natural y de confianza; por tanto, requerimos estar preparados para encontrarnos con esta población en cualquier escenario.
- Alberto Lozada
Todos somos personajes a los ojos de la Infancia, grandes, pequeños, rojos, amarillos, blancos, con orejas, sin pelo, dentones o…
Lo importante será que se tenga clara, concreta y verosímil la tarea que el actuante tiene al entrar a la escena.
Tres elementos básicos:
En la gestualidad el cuerpo es una totalidad que está directamente ligada con la intención y el sentido de lo que se pretender contar; las velocidades, las pausas, el gesto detenido, preciso, darán siempre una amplitud a la intención.
- Ángel Castañeda
Al igual que con las historias, la diversidad en los lenguajes y relaciones establecidas para comunicarse con los niños es fundamental. Es importante que los personajes generen afecto, confianza y cercanía con los niños, que inviten y permitan la aproximación; el manejo y armonía de la voz, los gestos y el vestuario posibilitan relaciones tranquilas e invitan a los niños a conectarse con el resto de la propuesta.
Tres elementos básicos:
- Lucía Duque
Una obra para la primera infancia es fundamentalmente un universo pensado y creado para los niños y niñas de cero a seis años, donde es necesario poner a disposición todos los elementos en un alto nivel de calidad. No se ajusta a temas específicos ni a atmósferas absolutamente estériles, al contrario, puede contemplar casi cualquier tema, teniendo presente la manera como esta se habilita al alcance de la primera infancia. Su desarrollo y construcción dramatúrgica debe contemplar tiempos y ritmos que acojan los ritmos y tiempos de estas edades, pues hemos de tener presente que estos van teniendo modificaciones a través del transcurrir vital de estos primeros años.
Es imprescindible al crear una obra para la primera infancia tener presente que este público es tan crítico y exigente como cualquier otro; también en este mismo sentido hay que considerar a niños, seres absolutamente potentes e impredecibles. Sus alcances pueden rebasar las expectativas de cualquiera y en esta medida quien prepara y construye una obra para la primera infancia debe tener los sentidos abiertos para escuchar, percibir e intuir sus preferencias al respecto de lo que se vive en la escena.
- Alberto Lozada
Toda obra es una invención de alguien o “alguien-es”, por lo tanto, es singular y ofrece esa singularidad, tiene códigos, reglas y obedece a un acto enteramente racional; pensado, dirigido e intencionado, que en la mayoría de los casos implica un punto de vista, en el camino de la producción se acude a la concepción que se tiene de la “primera infancia”, de ahí los materiales, los temas, la espacialidad, la sonoridad, etc.
Al momento de producir una obra es importante el manejo del espacio: es indispensable saber cómo ubicarse para poder mirar y ser mirado por todos los bebés, niños y adultos que estén en la obra, esta relación genera confianza e invita a estar presente. Es de igual importancia prestar atención al cómo se dice lo que se dice y al cómo se hace lo que se hace. Cada gesto, palabra, sonido e imagen tiene un significado, todo lo que se pone en la escena significa, evitar saturar, para prevenir la excitación o sobre estimulación de los bebés y niños, la contemplación es un recurso que ayuda a reconocerse con los otros y consigo, la pausa tranquiliza el espíritu. “Entender, asumir, comprender, avisar” que somos “adultos”, que partimos de un concepto prefijado y que así intentemos evitarlo, ya que estamos condicionando un estado independiente, espontáneo y en muchas oportunidades vulnerado, el Estado Infantil, estado al que podemos acudir independiente de nuestra edad, pero sabiendo que gracias a nuestras experiencias vividas, ya se ha condicionado a ciertos saberes.
- Ángel Castañeda
La producción de una obra es un ejercicio de observación, en donde se crean propuestas versátiles y funcionales que dan cuenta de las necesidades de la primera infancia. La obra debe tener una propuesta de ambiente que sea adaptable a espacios no convencionales. El ambiente es el conjunto de materias, luz, sonido, personas, que ubicadas y relacionadas entre sí generan una interacción con el espectador. La escenografía hace parte también de este ambiente, para la cual se debe tener un cuidado especial en tamaños y materiales que no pongan en riesgo la seguridad de los niños. Se recomienda que este conjunto de elementos sea equilibrado, que despierte el interés en los niños pero que esté cuidado de posibles saturaciones. La producción es en general la organización del espacio, con la distribución, disposición y ubicación de todos los objetos que contiene, las relaciones que plantea y sus posibles transformaciones. Otro factor importante es la duración de la puesta en escena, la cual no debe exceder los 50 minutos de duración, dado que los niños y cuidadores necesitan con frecuencia tiempos para ir al baño, alimentarse, y cambiar de espacios.
- Lucía Duque
Siempre Los retos deben ser para quien o quienes deciden crear una obra para la primera infancia, pues no resulta ser una cátedra de la academia, no está escrito desde un solo autor, o pensado desde una óptica específica; al contrario, el crear obras para esta población aún merece autores y exploradores convencidos de que esta franja representa un público excepcional, hasta hace muy poco resaltado en los escenarios cotidianos culturales. Por tanto este reto replica la necesidad de vincular a aquellos que pocas veces hablan o deambulan por la ciudad en compañía de sus familias, que pocas veces toman la decisión de que ver, que oír, que disfrutar; así que el desafío en el creador se refuerza y se estructura inmerso en las posibilidades de construir en un medio aún poco y tímidamente explorado; requiriendo urgentemente ideas simple o innovadoras, temáticas complejas o sencillas, materiales comunes o extraños, que inviten a los niños y niñas a transformarlos.
- Alberto Lozada
El principal reto es cambiar los paradigmas, romper los moldes. Buscar ser consecuente con la propuesta sin traicionar los principios y búsquedas como creador y como ser social, en estos tiempos de en donde la efectividad, el consumo y el afán ponen en desequilibrio y en duda el buen vivir.
- Ángel Castañeda
La tarea de crear y producir una obra o contenido implica un reto constante tanto artistas, agrupaciones o instituciones pues las particularidades de la misma exigen propuestas innovadoras y cuidadosas, que despierten el asombro y la curiosidad pero que también respondan a las necesidades y posibilidades que tienen los niños sobre su entorno y la relación con el mundo, que inviten a explorarlo y conocerlo de nuevas y más divertidas maneras.
Al hablar de teatro y primera infancia, se percibe una construcción en red que abarca diversos puntos o lenguajes tanto artísticos como técnicos, que funcionan en sumatoria y hacen que una obra o contenido para bebés y niños sea óptimo y apropiado. Según lo compartido por nuestros colaboradores, todo esfuerzo en la creación teatral está atravesado por la curiosidad y la observación, pues el creador o creadores, se deben convertir en una especie de investigador o antropólogo que va tras el rastro del comportamiento, características culturales y posibilidades de cada una de las etapas de la primera infancia. Todo esto para que los niños asistentes puedan vivir cada encuentro con el teatro como un momento mágico y único que potenciará su desarrollo a través del disfrute de las artes.
Una reseña de Andrómeda Robin Catalina Contreras Rodríguez.