Ese aroma me es familiar.

Poco a poco intento acercarme. Cierro los ojos. De repente me sumerjo en un río profundo y confortable. Mi nariz se agudiza, los olores son coloridas tiras que me rodean en su propia danza. La siento cuando me mueve a través de ella y saborea mi fruta favorita.

Abro los ojos, ya casi es hora de la cena y junto a mi familia mezclamos colores y texturas, creando platos moleculares que se hacen chispitas en nuestras bocas mientras nuestras miradas sonríen.

¿Qué formas y sonidos tienen las frutas por dentro?

¿Cómo se siente esa explosión de sabores y texturas cuando pasan por tu boca?

Sin saber por qué, fijo mi mirada… recorro sus manchas y formas. De repente, me enfrento a un gran remolino que me hace retroceder, me asusto tanto que resbalo y me encuentro de cerca con un apestoso monstruo de ojos rayados y boca profunda. Por fortuna logro agarrarme de la toalla de mamá. ¡Vaya!, la próxima vez invitaré a mis aliados para poder defenderme: la temible ducha, el peligroso estropajo y el siempre valiente cepillo de dientes, sin duda serán de gran ayuda.

¿Qué extraños seres habitan en tu baño?

Me asomo bajo mi cama, saco mi caja de zapatos y observo que un universo de seres diminutos hacen una fiesta con sus propios instrumentos. Me gusta tanto la música que mis ojos tardan en darse cuenta que mi ropa se mueve y se saluda amablemente como si acabara de conocerse. Luego se unen a la fiesta a la que también soy invitado.

Dejándome llevar sonrío y bailo emocionado. De repente unos pasos, la voz de papá, abro los ojos, todo se silencia. Vuelvo a la cama, espero que mis amigos regresen pronto…

¿Qué tesoros hay bajo tu cama, puedes dibujarlos?

¿Qué personajes puedes crear con tu ropa?

Los pasos de mi papá son pesados y ruidosos; los de mi mamá son aún más escandalosos y llenos de afán, los de mi hermana parece que estallaran burbujas de jabón. Caminan casi siempre tan apurados que pocas veces me dejan sentarme a escuchar las gotitas de agua que caen desde el último escalón. Pero hoy sucedió algo emocionante: mamá me acogió en sus brazos para llevarme a dormir, y esta vez, sus pasos fueron lentos, casi arrulladores y su voz entonó nuestra canción favorita.

¿Podrías imitar el sonido de tus pasos?

Invita a tus padres a cantar contigo tu canción favorita.

Trato de descubrir qué sucede. Sin haberla visto, creo que Rita ha provocado que varios bichitos salgan de su hogar.

Camino un poco más y al fin puedo verla, en medio del patio envuelta en una sábana. Al parecer, está buscando de nuevo su galletita. Me monto en su peludo cuerpo, damos unos cuantos saltos por el patio, hasta que Rita abriendo su grandes ojos, ve su rica galleta bajo la cesta de ropa; da un salto sobre ella y !!!!plash!!!! Las pompas de jabón vuelan y los bichitos de nuevo se molestan, pero por fin, mi peluda amiga tiene su galletita.

¿Qué bichos hay en tu patio?

¿Qué siluetas puedes formar con una sábana en tu casa?